En el recinto sagrado de Mexico-Tenochtitlan, capital del imperio mexica (Azteca), se han recuperado 18 vasijas trípodes con aletas al interior de diversos contextos rituales. El estudio cuidadoso de sus atributos iconográficos, formales y contextuales revela que estos objetos estaban vinculados directamente con el pulque (una bebida alcohólica producida con la savia fermentada del maguey) y sus deidades, además de descifrar su función ritual dentro del discurso simbólico de este importante espacio de la ciudad. Se concluye que estas vasijas reflejan dos aspectos simbólicos del pulque, los cuales están determinados por la materia prima con la que fueron elaboradas. Las vasijas de cerámica se vinculan con la fertilidad, la vida, la música y los juegos; mientras que las de piedra verde están relacionadas con la noche, la muerte, el sacrificio y la guerra. Estas vasijas fueron un símbolo estandarizado entre la sociedad mexica, además que fueron ampliamente reproducidas en manuscritos y otros objetos arqueológicos, resaltando su importancia y el vínculo constante con las deidades del pulque.