Desde 2008 el Proyecto Arqueológico Cerro Jazmín (PACJ) ha reunido a investigadores para estudiar una ciudad prehispánica en el extremo noroeste del Valle de Nochixtlán, en la Mixteca Alta, Oaxaca (Figura 1). Aunque la existencia de Cerro Jazmín se conocía en el gremio arqueológico desde la década de 1930 con el recorrido de Eulalia Guzmán (Reference Guzmán1934), se sabía poco sobre su extensión, temporalidad y relación con los otros centros urbanos contemporáneos. Nuestro trabajo empezó trazando un mapa topográfico y arqueológico del sitio, un recorrido sistemático y recolecciones de las 1.671 terrazas trazadas, y un recorrido geomorfológico en la zona circundante (Pérez Rodríguez et al. Reference Rodríguez, Verónica and Neff2011). Spores (Reference Spores1972), durante su recorrido del Valle de Nochixtlán, propuso que Cerro Jazmín fue un importante centro poblacional durante la época Clásica, siendo entonces posterior a los sitios cercanos de Monte Negro y Yucuita, cuyas ocupaciones principales fueron durante la fase Ramos que corresponde al Formativo tardío (300 aC-300 dC). Cuatro temporadas de excavación en zonas públicas, monumentales, terrazas y estructuras domésticas han revelado una ocupación más temprana y muy importante en Cerro Jazmín que data al Formativo tardío y terminal entre el 300 aC y el 300 dC. Le sigue un período de declive poblacional y político durante la época Clásica, iniciando en el 300 dC, aunque no un abandono total, y una reocupación y segundo período de florecimiento poblacional y político importante alrededor del 1000 dC. Este artículo resume los resultados más sobresalientes de las investigaciones en Cerro Jazmín y ubica al asentamiento en su contexto regional dentro de la Mixteca y los Valles Centrales de Oaxaca.

Figura 1. Ubicación de Cerro Jazmín en el Valle de Nochixtlán y la ubicación de áreas excavadas mencionadas en el artículo. Cartógrafo: Antonio Martínez Tuñón. (Color en la versión electrónica)
Cerro Jazmín
El Valle de Nochixtlán tiene un clima templado con una temporada de lluvias en el verano. El valle está en la convergencia de la Sierra Madre del Sur y la Sierra Madre Occidental. Ahora está cubierto de campos de cultivo y comunidades rurales. Los cerros circundantes tienen una vegetación de pinos, robles y encinos. La evidencia de ocupación humana en Cerro Jazmín se extiende desde la cima a 2.492 m snm hasta el valle a unos 2.100 m snm. Nuestro mapa tuvo una cobertura de 263 ha, lo cual es menor a la extensión del sitio, pero nos detuvimos en las laderas bajas debido al alto grado de erosión. En la zona cubierta se trazaron 1.671 terrazas, tanto de uso habitacional como agrícola en las laderas del Cerro Jazmín y en algunas cañadas que descienden del cerro. Se registraron 145 muros, 352 estructuras, 11 caminos, 56 plataformas, seis patios, dos plazas y 221 alineamientos de piedra (Figura 1). Desde el mapeo del sitio nuestras excavaciones han demostrado la existencia de muchas más estructuras subyacentes, lo que multiplicaría el número total de terrazas, muros y estructuras mencionadas.
Durante el mapeo realizamos un recorrido sistemático con recolecciones o anotaciones sobre los materiales vistos en superficie de cada terraza y estructura registrada. En base al conocimiento de la tipología cerámica de ese momento se pensó que Spores (Reference Spores1972) había catalogado correctamente al sitio como un importante asentamiento Clásico (300-900 dC). Tres temporadas de excavación aunadas a 53 dataciones por radiocarbono de contextos sellados asociados a colecciones cerámicas y su análisis nos permitieron proponer un ajuste a la tipología cerámica de la Mixteca Alta (Pérez Rodríguez, Martínez Tuñón, Minc et al. Reference Rodríguez, Verónica, Minc, Walsh and Rosales2017). Nuestro trabajo definió el tipo cerámico Tiltepec Amarillo que data del 300 aC al 300 dC. Gracias a esto definimos a Cerro Jazmín como un importante centro urbano del Formativo, establecido hacia el 300 aC y con un período de crecimiento hasta el 300 dC, seguido por un período de declive político y poblacional marcado por un hiato en la construcción de nuevos monumentos. Posteriormente, hacia el 1000 dC, la población de Cerro Jazmín volvió a aumentar, extendiéndose más allá del área de ocupación Formativa y cubriendo las laderas más bajas del cerro con una ocupación residencial extensa y menos densa.
Actividades públicas en la ciudad de la época Formativa y su organización sociopolítica
Nuestras excavaciones en 2013-2014 y 2021 se enfocaron a contextos monumentales y públicos en tres sectores, uno llamado Patios Hundidos cerca de la cima, otro llamado Tres Cerritos en la ladera noreste del cerro y otro en plazas directamente al oeste, sur y norte de los Tres Cerritos, incluyendo el Área 11 (Figura 1).
En Patios Hundidos encontramos evidencia de la preparación y consumo de comidas comunales en una plaza relativamente restringida cerca de la cima del cerro. El análisis de los materiales cerámicos y faunísticos reveló un uso constante de estos espacios (261 ± 75 cal aC-cal dC 353 ± 41) como zona de preparación, consumo y desecho de comidas que incluían el consumo de perro, venado, conejo y en algunos casos una menor cantidad de especies alógenas como peces y tortugas marinas. Las colecciones cerámicas muestran el desecho de una gran cantidad de vasijas de servicio, así como la existencia de al menos cinco hornos circulares de 0,5-2,0 m de diámetro y una profundidad de 1,0 m en una estructura aledaña, Estructura 23 (Figura 2). Se dataron al menos dos etapas en el uso de este espacio, ambos con evidencia de festines, en los cuales se detectaron cambios en el modo en que se realizaron dichos festines. Hemos propuesto (Pérez Rodríguez, Martínez Tuñón, Stiver Walsh et al. Reference Rodríguez, Verónica, Walsh, Pérez Roldán and Estévez2017) que estos cambios son un reflejo de cambios en estrategias sociopolíticas entre las clases gobernantes de la antigua ciudad. Los festines de la primera etapa (147 ± 37 cal aC-100 ± 39 cal aC; UGAMS# 15450, 15441, 15443, 15438, 15442) siguen un patrón más exclusivo o excluyente en el que se sirvieron comidas, algunas de carnes asadas, servidas en una mayor proporción en vasijas de servicio al estilo Zapoteco, en especial vasijas tipo G-12. Se identificó una capa de ceniza sobre el patio y la estructura vecina. La evidencia posterior a esta capa de ceniza corresponde a la ocupación posterior (14 ± 23 cal aC-cal 44 ± 24 dC; UGAMS# 1544, 15449, 15446). Las evidencias de festines posteriores al evento de incendio sugieren cambios en el modo en que estos se realizaban. Cambiaron los alimentos servidos. La evidencia faunística sugiere la preparación de carne de especies locales en caldos, los cuales eran servidos en vasijas de menor tamaño y de un estilo cerámico local, en cajetes del tipo Tiltepec Amarillo. Este patrón posterior, datado a 135 ± 41 cal dC-353 ± 41 cal dC, se ha interpretado como un cambio hacia estrategias más incluyentes que buscaban generar un mayor sentido de pertenencia al tejido social de la ciudad.

Figura 2. Detalles arquitectónicos de las áreas públicas y monumentales excavadas en Cerro Jazmín. Dibujos realizados por el Proyecto Arqueológico Cerro Jazmín temporadas 2013, 2014, 2021.
En el Área 11, un espacio abierto directamente al sur de Tres Cerritos, identificamos estructuras y ocupaciones del 120 aC al 240 dC. Allí documentamos 11 documentamos dos hornos circulares (1,65 m y 1,46 m de diámetro) dentro de recintos delimitados por muros de piedra andesita y al menos tres basureros, dos de ellos aledaños a los hornos (Figura 2). Estos basureros tuvieron una alta concentración de cerámica, lítica y desechos orgánicos. Tomamos muestras de los apisonados alrededor de los hornos, basureros y muros y los resultados químicos demuestran la presencia de una alta concentración de residuos grasos y proteicos, carbohidratos y fosfatos. Entre las construcciones también destacan tres elementos funerarios, dos tumbas y una cista cuyos entierros aportan a nuestro entendimiento de la población y calidad de vida en la ciudad. Una publicación más detallada sobre estos nuevos hallazgos está en proceso, pero aquí brindamos un resumen preliminar que nos habla del uso de los espacios alrededor de los Tres Cerritos como áreas de actividad cívica y funeraria asociada a la preparación y consumo de alimentos en un contexto público, y el entierro de individuos de manera pública que contrasta con los entierros que se han identificado en áreas residenciales Formativas.
Las excavaciones en el Montículo Oeste de Tres Cerritos (Figura 3) revelaron al menos siete etapas constructivas del montículo que iniciaron con la preparación y nivelación del terreno y sus cimientos desde 380-300 aC. Un período importante de construcción del Montículo Oeste fue del 200 aC al 1 dC, seguido por otro período de construcción y expansión del 80-260 dC, así como el uso del montículo y los espacios aledaños durante la época Posclásica (Figura 2; Pérez Rodríguez y Martínez Tuñón Reference Pérez Rodríguez and Martínez Tuñón2019). Hasta la fecha en que se escribe este artículo, las dataciones obtenidas del Montículo Oeste y los espacios de plaza ubicados directamente al sur, este y oeste no han identificado construcciones u ocupaciones específicamente de la época Clásica. Estos datos sugieren que estos espacios públicos fueron construidos durante el primer período de crecimiento poblacional y monumental de la ciudad durante su ocupación Formativa tardía a terminal, y su eventual renovación como espacios de uso público y ritual durante la época Posclásica. Hasta ahora no se han identificado construcciones posclásicas, pero el uso ritual de estos espacios durante esa época es evidente por la variedad y cantidad de colecciones cerámicas de esta temporalidad en superficie.

Figura 3. Perfil del Montículo Oeste en el complejo Tres Cerritos. Dibujo de Verónica Pérez Rodríguez y Mariana Navarro Rosales. Digitalizado por Antonio Martíinez Tuñón. PACJ 2014.
Vida doméstica en la ciudad durante el Formativo tardío y terminal
Nuestras excavaciones también se han enfocado en contextos residenciales del Formativo en las Terrazas 131, 504, 912, 206 y 1152 (Figuras 1 y 4). De estas excavaciones aprendimos que las unidades domésticas en Cerro Jazmín se construyeron sobre terrazas cuya edificación significó la modificación de laderas naturales del cerro para crear espacios escalonados y planos contenidos por muros de retención y rellenos. Los muros fueron construidos con piedra local, andesita, que se encuentra en las partes altas del Cerro Jazmín y cerros vecinos. Todas las terrazas hasta ahora estudiadas presentan una historia de cons-trucción compleja en la que los espacios fueron creciendo y acondicionándose según las necesidades de sus habitantes.

Figura 4. Detalles arquitectónicos de las áreas domésticas y el área de uso especializado en T504. PACJ 2014 y 2021-2022.
Las casas consisten en cuartos rectangulares (∼2-3 m × 2-4 m) acomodados en torno a un área abierta de patio que inicialmente se ubica entre la estructura y el muro de retención frontal de la terraza. Los patios se fueron cerrando y formalizando conforme aumentó la familia y se añadieron otros cuartos rectangulares, creando patios rectangulares. Las construcciones tienen cimientos de una o dos hileras de piedra local y posteriormente los muros se erigen con piedra local (andesita o calizas provenientes de otras lomas bajas de la región) o con muros de jacal. Los pisos interiores pueden ser de estuco o apisonados, pero en hogares de mayor estatus había pisos de estuco. Los patios tuvieron en algunos casos apisonados de un sedimento pálido y amarillento depositado sobre una capa de gravillas, o en otros casos pisos de estuco que a veces fueron pintados rojos.
Se logró identificar distintas modificaciones a las unidades domésticas a través de su ocupación que en algunas ocasiones representaron expansiones del área construida e intensificación de la construcción en un área delimitada (Pérez Rodríguez et al. Reference Rodríguez, Verónica and Higelin Ponce de León2018). En la Terraza 131 observamos un patrón fluctuante de expansión e intensificación en la construcción del espacio. En la transición de la fase Ramos temprana a la tardía, observamos cómo varios de los espacios de la unidad doméstica fueron divididos para crear más habitaciones de menor tamaño. Posteriormente, la unidad doméstica se extendió, levantando el nivel de la parte posterior de la terraza con relleno y la construcción de cuartos o muros ladera arriba, adentrándose en esta. En la Terraza 206 la principal modificación correspondió a la adición de un temazcal construido en el patio central, lo que puede representar que esta unidad doméstica experimentaba una buena situación económica que le permitió añadir esta construcción que no se ha identificado en ninguna otra de las unidades domésticas excavadas hasta el momento. Este temazcal se fechó en la época Ramos tardía y posiblemente es el ejemplo más temprano de un temazcal en la región.
Se han identificado espacios de uso especial, cocinas y temazcales, en las casas, así como evidencia de producción textil y lítica, lo cual concuerda con lo dicho por Feinman and Nicholas (Reference Feinman, Nicholas, Gary and Nicholas2000) de que en Mesoamérica la mayor parte de la producción artesanal se realizaba en contextos domésticos. En la casa de T131 se detectaron cambios en el bienestar económico de los habitantes y la estrategia de diversificar actividades, incursionando a partir del Ramos tardío en la producción lítica y textil en momentos de mayor precariedad económica.
Se encontraron también estructuras en el sitio que no corresponden totalmente al patrón de unidad doméstica formado por cuartos en torno a un área abierta o patio, particularmente en la Terraza 504. Allí lo que se encontró fue una serie de pasillos de aproximadamente 1 m de ancho, flanqueados por muros a ambos lados, desde donde se accedía a pequeñas habitaciones. Aunque la mayor parte de la cerámica encontrada en esta área fue de carácter doméstico, compuesta principalmente por ollas y comales, además de encontrarse piedras de molienda, los espacios no corresponden a la arquitectura de una unidad doméstica, ni se identificaron áreas de actividad asociadas a funciones residenciales como espacios para la preparación de alimentos. Por otro lado, se identificaron materiales relacionados con la producción artesanal, principalmente alfarera y textil. En cuanto a la alfarería, no se encontraron hornos o evidencia de errores de cocción. Se encontró, sin embargo, una acumulación de arena que no proviene de las inmediaciones de la terraza y que se asemeja a la utilizada por alfareros locales como desgrasante, así como una cantidad y variedad notoria de figurillas antropomorfas y zoomorfas de distintos grados de calidad. Claramente esto no indica una producción alfarera en T504, aunque la producción alfarera va más allá de la quema de las piezas y requiere espacios destinados para otras fases de la producción, como lugares de almacenamiento de materias primas o de secado de las vasijas antes de la quema, como ha propuesto Rattray (Reference Rattray, Serra Puche and Navarrete Cáceres1988).
La Terraza 504 presenta características distintas a todas las otras áreas excavadas en el sitio. Entre estas distinciones destaca la clara restricción del acceso a cada una de las habitaciones mediante estrechos pasillos delimitados por muros. La ubicación de esta terraza es notable, pues está donde se unen los caminos que van hacia la cima del cerro y el área de los Patios Hundidos, y hacia el norte al área de los Tres Cerritos, dos de los principales espacios públicos de la ciudad. Cabe la posibilidad de que las habitaciones de la Terraza 504 correspondan a espacios de almacenamiento de distintos productos cuyo acceso no puede considerarse del todo público. De ser esto cierto, sugeriría un grado notable de control de las actividades productivas en la ciudad. Tres fechas de radiocarbono asocian esta terraza con el Ramos temprano (205 ± 45 cal aC a 196 ± 31 cal aC; AA105181 y AA105195), mientras que la producción de herramientas líticas a nivel doméstico en la Terraza 131 parece comenzar hacia el Ramos tardío, lo que puede representar otro cambio en las estrategias políticas de la población del sitio, entre las partes temprana y tardía del período, paralelas a aquellas sugeridas en los cambios en los patrones de consumo en las áreas de festín.
En todas las unidades domésticas excavadas se encontraron entierros humanos, tanto primarios como secundarios, indicando que el patrón funerario más común fue el de enterrar a los miembros de la unidad doméstica dentro de la misma casa. En al menos dos sectores del sitio (Terraza 131 y Estructura 25 de Patios Hundidos), las dataciones más antiguas se asocian a rellenos que contienen entierros secundarios, por lo tanto, se ha propuesto que el acto de fundación de la ciudad incluyó la remoción y reenterramiento de restos humanos de personas que estaban relacionadas con las familias y linajes de los primeros fundadores de la ciudad. Se observaron también diferencias entre los entierros directos e indirectos. En la Terraza 131 los entierros primarios encontrados fueron directos, donde se rompió el piso de estuco de los cuartos para colocar a los individuos y luego taparlos, sin ningún elemento arquitectónico asociado. Las ofrendas en estos entierros eran sencillas con no más de un par de objetos cerámicos asociados por individuo. Por el contrario, los entierros de la fase Ramos encontrados en las Terrazas 206 y 1152 se localizaron en tumbas o cistas que contenían abundantes ofrendas.
La T206-1 tuvo una forma rectangular de 1,9 m por 0,8 m y 0,6 m de ancho, con nichos en los muros norte y este, y albergaba un entierro primario de un individuo masculino, entre 36 y 39 años, orientado noreste–suroeste y depositado sobre un entierro secundario y fragmentario de un individuo femenino de entre 42 y 45 años. Los depósitos subyacentes al entierro primario también contenían fragmentos de restos óseos de infantes. En la Tumba T206-2 se recuperó una ofrenda de 22 vasijas. Tres vasijas fueron depositadas en los nichos de la tumba. Tres vasijas más se depositaron a los lados del individuo primario y 16 objetos se ubicaron alrededor de las piernas. La ofrenda fue principalmente conformada por 10 cuencos y un cajete de pasta Tiltepec amarillo, siete vasos cilíndricos amarillos, una olla pequeña amarilla, una olla de silueta compuesta de pasta amarilla, un cántaro de pasta amarilla y un patojo, este último de pasta bayo. Las vasijas tuvieron un diámetro entre 7 cm y 14 cm, siendo notablemente más pequeñas que las asociadas a la tumba del Montículo Oeste. Una datación de radiocarbono asociada al entierro dio la fecha de 261 ± 40 dC.
La tumba en T1152-1 también tuvo una forma rectangular de 1,9 m por 0,4 m, con orientación norte–sur y contuvo dos entierros, uno primario en posición decúbito dorsal extendido, y un segundo entierro, también primario en posición lateral derecho semiflexionado, teniendo el fémur atravesado por encima del primer individuo. Asociado a estos entierros se recuperó una ofrenda de 11 objetos cerámicos completos. Un objeto se depositó en un nicho ubicado en la pared oeste. La tumba tuvo un techo de lajas de piedra. Los 11 objetos cerámicos de la ofrenda fueron todos de pasta Tiltepec amarillo: ocho vasos cilíndricos, dos cuencos y un patojo pequeño depositado encima y dentro de uno de los vasos.
Las características de las ofrendas recuperadas en las terrazas T206 y T1152 sugieren que hacia el fin de la época Ramos tardía existieron en Cerro Jazmín unidades domésticas que gozaron de cierto bienestar económico que les permitió invertir en la construcción de arquitectura funeraria y en ofrendas cerámicas, principalmente de vasijas del tipo Tiltepec amarillo cuyo contenido era de alimentos que consistían en caldos que dejaron huellas químicas de lípidos y carbohidratos.
La fundación y ocupación inicial de la ciudad alrededor del 300 aC fue un período de gran transformación ambiental, un momento de construcciones masivas que significaron la remoción de mucha piedra y sedimento para no sólo construir casas y montículos, sino también terrazas y plataformas que les daban estabilidad. A la vez se construyeron casas y espacios abiertos de posible uso cívico. Las construcciones son sólidas, perduran hasta nuestros días y su calidad formativa contrasta con las construcciones posclásicas e históricas posteriores, lo que sugiere una madurez y un gran conocimiento arquitectónico y de ingeniería que permitía la modificación de una montaña entera. Los primeros habitantes de Cerro Jazmín contaban con suficiente conocimiento científico y con la organización social necesaria para realizar este ambicioso proyecto de construcción de infraestructuras urbanas y de una naciente sociedad urbana. ¿Cómo fue la vida en Cerro Jazmín?
Calidad de vida y dieta de los antiguos habitantes de Cerro Jazmín
Durante las temporadas de trabajo de campo realizadas hasta ahora en Cerro Jazmín, se han recuperado 65 individuos, de los cuales 89,24% (58/65) son del período Formativo y 10,76% (7/65) pertenecen al Posclásico (Tabla 1). Esto corresponde a la temporalidad de los contextos funerarios y no funerarios que se han excavado hasta el momento, distinguiéndose aquellos individuos que tuvieron un tratamiento funerario intencional, de aquellos que venían de un relleno constructivo o derivado de este (Higelin Ponce de León et al. Reference Higelin Ponce de León, Blomster, Pérez Rodríguez and Martínez Tuñón2020). Se han documentado los esqueletos correspondientes siguiendo el modelo de Salud y Nutrición, conocido en inglés como Health Index, propuesto por Steckel y colaboradores (Reference Steckel, Rose, Larsen and Walker2002). Esto ha permitido evaluar la salud esquelética por edad y sexo, y situarla según su contexto (Pérez Rodríguez, Higelin Ponce de León y Martínez Tuñón Reference Rodríguez, Verónica and Martínez Tuñón2017). A su vez, se ha podido realizar un estudio de isótopos estables y de restos faunísticos que nos permite tener un acercamiento más apropiado al consumo de ciertos alimentos (Pérez Rodríguez et al. Reference Rodríguez, Verónica and Higelin Ponce de León2020).
Tabla 1. Número mínimo de individuos y su distribución por edad, sexo y contexto arqueológico.

Estos trabajos nos han llevado a vislumbrar parte de la calidad de vida y dieta de los antiguos mixtecos de esta área. Hemos encontrado que no hay una diferenciación en la salud esquelética con respecto a la edad y sexo, lo cual implica que los habitantes tuvieron acceso a recursos alimenticios que les permitían obtener su gasto calórico, a través de la ingesta de proteínas, grasas y carbohidratos, para desempeñar múltiples actividades. La evidencia zooarqueológica apunta al consumo principal de perro, posteriormente venado, conejo, guajolote y pécari. Los estudios isotópicos realizados hasta ahora en restos humanos provenientes de entierros apuntan a una dieta vegetariana en la que se consumía poca proteína animal y muchos alimentos como maíz y amaranto que dejan huellas químicas de plantas C4. En caso de que esta población consumiera alimentos de origen animal, los resultados isotópicos sugieren que dichos animales también se alimentaban de plantas C4, como pudo ser restos de la milpa de maíz y del amaranto, y en el caso de los perros, restos de comida humana y tortillas duras. Junto con el maíz y el amaranto se consumían calabaza, frijol, epazote y otras plantas locales. La dieta de los que habitaron Cerro Jazmín fue variada, aunque mayormente enfocada al consumo de alimentos de origen vegetal y algunas especies animales que pudieron subsistir en un contexto urbano.
Los resultados isotópicos también apuntan a que dentro de la población hasta ahora estudiada de Cerro Jazmín los infantes menores a tres años estaban a un nivel trófico superior al de los adultos en cuanto al consumo de proteína de origen animal. En Pérez Rodríguez, Higelin Ponce de León y Martínez Tuñón (Reference Rodríguez, Verónica and Martínez Tuñón2017) propusimos que esto se debió a los patrones de lactancia ya que los niños tres menores a tres años recibían una mayor cantidad de proteínas de origen animal a través de la leche materna y que alrededor de los tres años eran destetados y su alimentación se volvía semejante a la de los adultos. En este contexto de una dieta mayormente vegetariana resalta la importancia de los alimentos de origen animal, evidente en las zonas de festín estudiadas en Área 11 y Patios Hundidos. En una población para la que el consumo de carne era algo esporádico, un rico caldo o un trozo de carne sin duda fue una experiencia importante y memorable.
El estudio sobre la calidad de vida y salud de los habitantes de Cerro Jazmín sigue siendo un trabajo en proceso, ya que más estudios isotópicos podrán robustecer nuestro conocimiento sobre la dieta de esta población urbana. Por otro lado, la salud esquelética ha mostrado la incidencia de periostitis, hiperostosis porótica, caries y excrecencias óseas, pero esto como parte del resultado de una vida prolongada, como ya se ha mencionado en publicaciones anteriores (Higelin Ponce de León Reference Higelin Ponce de León2021; Pérez Rodríguez, Higelin Ponce de León y Martínez Tuñón Reference Rodríguez, Verónica and Martínez Tuñón2017). Por otro lado, la población mantiene una distribución normal al tener más infantes de entre 0,5 y tres años y adultos mayores de 25 años, y un menor número de individuos de entre 12 y 20 años. Lo cual indica que si bien hay infantes fallecidos, la mayoría llegan a la edad adulta y cumplen con sus funciones y actividades. Por lo tanto, el proceso de cambio hacia una sociedad más compleja en Cerro Jazmín en el período Formativo no representó un problema para la salud de sus habitantes, aunque se requiere de más individuos del período Posclásico para tener un panorama más completo sobre el posible cambio en la calidad de vida durante esa época.
Ocupaciones clásicas tardías a posclásicas en Cerro Jazmín
Al final de la fase Transición (200-300 dC), observamos un cambio en la ocupación de Cerro Jazmín. Los habitantes abandonaron en su mayor parte la zona alta del sitio. Aunque las prospecciones y excavaciones permitieron identificar un conjunto cerámico correspondiente al período Clásico, aún no se han identificado las ocupaciones clásicas de Cerro Jazmín. Las densidades de materiales de esta época son bajas y parecen corresponder a visitas puntuales al cerro o a ocupaciones temporales. Las densidades, ligeramente superiores en las laderas medias y bajas del sitio, sugieren ocupaciones clásicas en el pie de cerro hasta la planicie o el valle.
Estas observaciones son corroboradas por las excavaciones hechas de contextos posclásicos tempranos (1000-1200 dC aproximadamente). En Cerro Jazmín, las prospecciones revelaron la presencia de materiales cerámicos correspondientes a este período en las laderas norte y en las partes intermedias y bajas del sitio, en particular en el Área 18, excavada en 2022 (Figura 5). Ahí documentamos una unidad doméstica del Posclásico temprano, caso único hasta ahora en la Mixteca Alta. Registramos algunos muros, un piso y un temazcal. El baño del temazcal estaba formado por tres muros en un área de 1,09 m de largo por 0,70 m de ancho, adjunta a una estructura parcialmente perdida por la erosión. Por su tamaño argüimos que el baño fue de uso personal —sólo cabría una persona sentada— y doméstico, debido a su ubicación, a los materiales domésticos asociados a la zona y a los resultados de residuos químicos del área. En el hornillo asociado al temazcal documentamos dos capas de ceniza y de arcilla compacta que alcanzó altas temperaturas. Por los resultados de las dataciones por AMS el temazcal fue usado un par de veces como mínimo entre 1020-1160 cal dC y 1160-1260 cal dC (SUERC 110992, 110993 y 110994).

Figura 5. Fotografía aérea de las excavaciones en Área 18. Fotografía de Verónica Pérez Rodríguez. (Color en la versión electrónica)
En el Área 17 (Figura 6), al noroeste del Área 18, se excavó una unidad doméstica Posclásica cuya primera ocupación inicia con una ofrenda de vasijas “matadas” que dataron entre 1175 y 1270 cal dC (SUERC 110990 y 110991; Figura 7), a finales del Posclásico temprano. Se conservaban restos del piso de estuco pintado de rojo al interior con una curvatura (chaflán) que indicaba los posibles límites de los muros de adobe o bajareque que contenían el piso. Además, se excavó un tlecuil delimitado por cuatro bloques irregulares de andesita.

Figura 6. Planta de la casa posclásica en Área 17. Dibujo de Tito Mijangos. Digitalizado por Ivonne Gallegos. PACJ 2022.

Figura 7. Fotografía de planta de la Ofrenda A17-1. Fotografía tomada por Tito Mijangos. (Color en la versión electrónica)
Estas características arquitectónicas se observan a lo largo del Posclásico en las unidades residenciales de Cerro Jazmín, en las Terrazas 1152 y 912. Estas unidades datan al Posclásico tardío a partir de 1200 dC, según sus características arquitectónicas, tipos cerámicos diagnósticos (Saumur Reference Saumur2022) y presencia de obsidiana verde de Pachuca. Varias etapas de construcción marcan la continuidad de las ocupaciones a lo largo de los siglos y definen unidades residenciales domésticas formadas por cuartos cuadrangulares de 4,5 m a 13,0 m de largo. Al interior de los cuartos había piso de estuco, y a veces había algún tlecuil o fogón (Figura 8). Los muros eran de adobe, apoyados sobre cimientos de piedra, como fue en T1152. Además, se asocian entierros bajo los pisos de las casas, y a veces se reutilizan las infraestructuras existentes, algunas de las cuales de las fases Ramos o Transición al Clásico, como el sistema de drenaje en T912. En esta última terraza se identificaron cuatro etapas constructivas, cada una basándose sobre la anterior y correspondiendo a una ampliación de la casa, demostrando el desarrollo y el crecimiento de las poblaciones posclásicas a lo largo del tiempo. Durante el Posclásico tardío, las poblaciones reocuparon gran parte de Cerro Jazmín, llegando a ser un gran centro demográfico dentro del territorio de lo que sería el señorío de Yanhuitlán en la época Posclásica tardía.

Figura 8. Fotografía de la unidad doméstica en T1152 donde se aprecia el tlecuil al interior de un cuarto. PACJ 2022. Fotografía de Verónica Pérez Rodríguez. (Color en la versión electrónica)
Aportes a la arqueología mixteca y sus tipologías cerámicas y líticas
Durante las excavaciones de la unidad doméstica ubicada en Terraza 131 se identificaron herramientas para la producción de lítica, astas de venado con muestras de uso (Pérez Roldán et al. Reference Roldán, Gilberto and Pérez Rodríguez2017), así como percutores y lascas de deshecho que sugieren la producción lítica dentro de esta unidad doméstica. La historia de construcción de la casa en T131 nos llevó a sugerir que esta unidad doméstica incursionó en la producción lítica y textil en momentos de mayor precariedad económica, sobre todo en la fase Ramos tardía. Hasta entonces se pensaba que gran parte de la producción lítica documentada en Cerro Jazmín era para la producción de lascas o herramientas de uso expedito, pero un nuevo enfoque a los materiales líticos provenientes de nuestras excavaciones busca identificar patrones en lascas catalogadas como de uso expedito y establecer una tipología lítica inicial para la región.
El análisis lítico de las temporadas 2021 y 2022 tuvo dos objetivos: proponer una tipología para los artefactos líticos y establecer las bases para un análisis tecnológico que incluyera la clasificación de artefactos y desechos de talla para la identificación de distintos tipos de producción artesanal. Es esencial que los estudios líticos en la Mixteca vayan más allá de las categorías tipológicas dominantes en Mesoamérica ya que las condiciones de obtención y uso de materia prima fueron distintas. Para ello, se necesita clasificar el material de manera que permita comparaciones posteriores no sólo dentro de la Mixteca, sino también con otras regiones. Como aún no se tiene un conocimiento completo del utillaje lítico en las fases culturales de la Mixteca, se creó una tipología para hacer interpretaciones contextuales. No se trató de establecer una nueva tipología desde cero, especialmente cuando ciertas herramientas coinciden con tipos y estilos ya definidos en la literatura. La parte que requiere más trabajo es la considerada de uso expedito y oportunista, y es donde se debió identificar si hay regularidades, estandarizaciones, y saber si hay objetos formales que se pasaron por alto, lo que fue el caso. Contar con una tipología inicial nos permite identificar los objetivos perseguidos por los talladores y las actividades productivas en la región.
La clasificación se realizó siguiendo la terminología y métodos de Inizan y colaboradores (Reference Inizan, Reduron-Ballinger, Roche and Tixier1999) y definiciones de García Cook (Reference García Cook1967). La mayoría de los materiales analizados son de sílex (89,5%), aunque también se encontró obsidiana (7,5%); el resto —rocas ígneas, piedras verdes, posiblemente serpentinita, cuarcita y otras no identificadas— sólo representa el 3% del material analizado. El sílex identificado presenta una variedad de colores, incluyendo blanco, café claro a oscuro, negro y rosa, entre otros. La obsidiana, en su mayoría, es negra translúcida, opaca y negra verdosa.
De las temporadas 2021-2022 se identificaron 731 artefactos de los que 641 son de sílex. Hay tipos que corresponden claramente con la literatura como son raspadores, raederas, navajas, cuchillos y perforadores. Aunque hubo tipos conocidos, las formas no están ampliamente estandarizadas, es decir, no se buscaba la lasca “ideal”, sino que se aprovecharon las lascas que contaban con las características apropiadas como tamaño y ángulos.
Hay otro grupo de artefactos que no se encuentran en la literatura, pero que presentan características estandarizadas y repetitivas. Estos tipos fueron hechos sobre una lasca cuyo extremo distal está en forma de gancho o media luna (Figura 9). En la parte distal el retoque logra un ángulo útil de 45°-90° en un ancho de 1 cm o menos, generando un raspador de muy pequeñas dimensiones, el cual comúnmente presenta huella de uso. Otra característica de esta herramienta es que el interior de la media luna, obtenida con la forma original de la lasca o mediante una muesca, se retoca para hacer un filo cortante. Un elemento peculiar es que los bordes útiles están bien definidos y estandarizados, pero el resto de la forma no siempre se encuentra normalizada. El tamaño de estos ángulos útiles y el proceso de retoque no pueden considerarse resultado de un uso oportunista, sino que nos habla del trabajo detallado e intencional para obtener estos bordes útiles. También se identificaron estas herramientas con la muesca retocada sobre navajillas de obsidiana, aunque en baja proporción, pero lo significativo es la búsqueda específica de esa forma.

Figura 9. Dos ejemplos de unifaciales con retoque en la parte distal y huellas de uso en el borde cóncavo, ambas del Área T1152. Dibujo de Barbara K. Elizalde y digitalizado por Alba Tellez. PACJ-2022.
El uso de lascas triangulares delgadas como herramientas de corte también fue extendido, si bien podrían ser consideradas de un uso expedito, cuentan con características que sugieren una selección de láminas para un uso específico: triangulares y de pequeñas dimensiones (2-5 cm) y muy delgadas. Únicamente presentan filo o huella de uso en dos de los lados mientras que el tercer lado carece de filo o lo tiene “matado” y sin huellas de uso. Por sus características, consideramos que podrían haber sido diseñadas para sujetarse entre pulgar e índice, sugiriendo un uso particular.
Con este primer análisis detallado de los materiales líticos de Cerro Jazmín podemos identificar conjuntos de herramientas específicas para determinar su uso y funciones como grupo y contrastar con conjuntos líticos de otros sitios mixtecos para identificar patrones de objetos modificados correspondientes a los de Cerro Jazmín. Además de las herramientas líticas bien definidas hemos identificado herramientas particulares en Cerro Jazmín. Debido a la falta de estandarización en su forma, estas podrían haber sido pasadas por alto o catalogadas como expeditas en el pasado. Este análisis nos permite proponer que, aunque la falta de materia prima pudo haber condicionado las formas, no limitó la fabricación de bordes útiles estandarizados en los sitios de la región.
Las investigaciones realizadas en Cerro Jazmín también han aportado al refinamiento de la tipología cerámica de la Mixteca Alta. En 2017 propusimos la definición del tipo cerámico Tiltepec Amarillo que data del 300 aC al 300 dC (Pérez Rodríguez, Martínez Tuñón, Minc et al. Reference Rodríguez, Verónica, Minc, Walsh and Rosales2017). Con las investigaciones más recientes se ha estado trabajando sobre el tema de ubicar y definir marcadores cerámicos para la época Clásica tardía y Posclásica temprana, sumando a la labor iniciada por Saumur (Reference Saumur2022), quien apunta a los tipos Grafito sobre Naranja como un diagnóstico al Posclásico temprano que tecnológicamente puede tener relación con las vasijas de servicio en pastas amarillas y posteriormente anaranjadas que se produjeron en la región Mixteca.
El tipo cerámico Tiltepec Amarillo se produjo en dos variedades, uno de pasta dura y otros de pasta suave. Ambas variedades produjeron una cerámica de servicio y almacenamiento, con una coloración de superficie que va del amarillo-anaranjado, amarillo-bayo a amarillo-crema a rosa pálido (5YR 6/6, 6/8, 7/6 y 7/8 reddish-yellow, 5YR 7/4 pink, 5YR 6/4 light reddish-brown, y 7.5YR 7/6 reddish-yellow, 7/4 y 6/6 pink, y 6/4 light brown). En la variedad de pasta dura las vasijas más comunes fueron los cántaros, vasos cilíndricos, ollas pequeñas de cuello restringido y cajetes cónico-divergentes y de fondo plano, comúnmente decorados con líneas incisas ondulantes en el fondo y líneas o acanaladuras en el borde interior del cajete al estilo de las vasijas tipo G-21 (Figura 10; Caso et al. Reference Caso, Ignacio and Acosta1967). La variedad de Amarillo de pasta suave tiene una consistencia friable y porosa, y en esta variedad abundan los cajetes cónicos divergentes al estilo G-21 y los vasos cónicos, pero no los cántaros. El tipo Tiltepec Amarillo, por su abundancia y amplio uso para vasijas de servicio, se piensa fue de manufactura local o regional, hecha en algún lado de la Mixteca Alta, el Valle de Nochixtlán o en Cerro Jazmín mismo, aunque hasta ahora no hemos encontrado indicios directos de su manufactura en el sitio.

Figura 10. Ejemplos de cajetes cónicos divergentes del tipo Tiltepec Amarillo provenientes del montículo oeste en Tres Cerritos, Cerro Jazmín. Fotografía de Verónica Pérez Rodríguez (Color en la versión electrónica)
Nuestro análisis de cómo fueron cambiando las frecuencias de los distintos tipos cerámicos a través del tiempo entre las fases Ramos temprana y tardía arrojó un patrón significativo. Las vasijas de servicio del tipo Tiltepec Amarillo fueron en aumento de la fase Ramos temprana a la tardía, al mismo tiempo se detectó una reducción significativa en el uso de cerámicas de servicio grises, en especial aquellas que estilísticamente eran idénticas a las vasijas G-12 provenientes del Valle de Oaxaca. En otras publicaciones hemos propuesto que este patrón obedece a los cambios políticos y económicos vividos en Cerro Jazmín que tal vez llevaron a la población a optar más por estilos cerámicos autóctonos y propios, mientras que se reducía o rechazaba el uso de materiales de origen Zapoteco.
Cerro Jazmín y su contexto regional
Un estudio regional realizado por White y Barber (Reference White and Barber2012) identificó que la zona directamente al norte del Cerro Jazmín, donde actualmente pasa la carretera panamericana, fue un corredor natural y muy importante que debía transitarse si se viajaba entre el Valle de Oaxaca, el Valle de Nochixtlán y zonas al norte (Mixteca Baja, Puebla) y el noroeste (Tamazulapan, Huajuapan, la Mixteca Baja y Morelos). El estudio de White y Barber, aunado al tamaño e importancia de las poblaciones formativas y posclásicas de Cerro Jazmín, sugiere que la ubicación de este sitio fue estratégica y que Cerro Jazmín tuvo gran potencial como punto de encuentro e intercambio entre distintas regiones.
Esta ubicación también pudo ser un arma de dos filos, ya que Cerro Jazmín, estando en un punto tan accesible, sería influenciado o impactado rápidamente por cualquier cambio regional o fluctuación en las vías de intercambio y niveles de abastecimiento. El sitio se ubica en un cerro prominente y defensivo, pero al mismo tiempo accesible a todo quien viaje desde el Valle de Oaxaca hacia la Mixteca Baja y Puebla. Frente a los territorios del Cerro Jazmín viajaron enseres, cerámicas, materias primas e ideas o noticias sobre los cambios sociopolíticos que se experimentaban en los valles de Oaxaca y de Cholula y el Valle de México.
Cerro Jazmín además se ubica en el extremo noroeste de uno de los valles más grandes de la Mixteca Alta. En las laderas bajas del cerro registramos 11 ojos de agua y el valle de Nochixtlán cuenta además con ríos, la cuenca alta del Río Verde y amplias áreas llanas idóneas para la agricultura. El entorno ambiental del Cerro Jazmín fue idóneo para grupos preagrícolas. En las laderas bajas del cerro y barrancas aledañas se han encontrado fósiles de macrofauna, mamut y mastodonte, así como algunos artefactos de la época arcaica. En una localidad aledaña al Cerro Jazmín, lo que ahora es el pueblo de Xacañí, se registró una ocupación temprana de la fase Cruz y se ha propuesto que de ahí pudo provenir la población fundadora de Cerro Jazmín (Kowalewski et al. Reference Kowalewski, Balkansky, Stiver-Walsh, Pluckhahn, Chamblee, Pérez Rodríguez, Espinoza and Smith2009:30-34).
La época Ramos temprana, que inició en el 300 aC, fue un momento de transformación política y social en la Mixteca Alta, cuando antiguas comunidades de las fases Cruz A-D, ubicadas en las laderas bajas y en parajes ambientalmente idóneos, fueron abandonados total o parcialmente. Estas poblaciones se mudaron a las cimas de montañas altas para fundar comunidades densas y aterrazadas y es así como surgieron los centros urbanos de Cerro Jazmín, Monte Negro, Yucuita y Huamelulpan, entre otros. Gracias a nuestras excavaciones pudimos constatar que las poblaciones fundadoras de Cerro Jazmín llegaron con la capacidad social y tecnológica para modificar y fincar montañas y ejecutar ambiciosos programas constructivos de nivelación, construcción de terrazas y muros de retención para posteriormente construir viviendas, caminos, infraestructuras hidráulicas y arquitectura monumental sobre los terrenos nivelados. En la Mixteca Alta la monumentalidad subyace las estructuras monumentales mismas ya que durante la época Ramos las comunidades mixtecas se dieron a la tarea de terraformar paisajes enteros.
El patrón urbanístico de la época Ramos temprana en Cerro Jazmín fue de iniciar la construcción del asentamiento a partir de la cima, transformando las laderas con decenas y posteriormente cientos de terrazas de uso residencial, agrícola y mixto. Fue un patrón urbano denso, que modificaba las laderas, pero también hacía uso inteligente de ellas, integrando elementos hidráulicos para la captación y redirección del agua de lluvia en espacios públicos y residenciales. El cerro tuvo y sigue teniendo una ubicación estratégica y naturalmente defensiva, pero las terrazas y estructuras construidas potencializaron su defensividad. Desde el Montículo Norte del sector Tres Cerritos en Cerro Jazmín se divisa toda la parte norte del Valle de Nochixtlán, así como las cimas de sitios como Yucuita, Yucuñudahui y los poblados antiguos y actuales de Etlatongo, Nochixtlán y Yanhuitlán, entre otros. El cerro tiene características tan defensivas que se usó como un lugar de “función de armas” en una batalla que tomó lugar en 1876 y donde se mencionan sus terrazas y su uso con fines defensivos (Balandrano Reference Balandrano1876).
El patrón urbano temprano en Cerro Jazmín fue cambiando y adaptándose físicamente a los espacios de la montaña y a las necesidades sociales y políticas del momento. Al principio los habitantes del Jazmín usaban cerámicas de aspecto zapoteco, posiblemente haciendo latentes los beneficios o la realidad misma de sostener relaciones sociales, comerciales y políticas con los zapotecos del Valle de Oaxaca. La gente del Jazmín participaba en festines y eventos que posiblemente ayudaron a solidificar el tejido social de la nueva ciudad y fue así como esta ciudad gozó de al menos 600 años de florecimiento continuo que transcurrió de la fase Ramos temprana a la Ramos tardía (300 aC-300 dC). Mientras que otro sitio urbano, Monte Negro, sufrió un declive político y poblacional al final de la fase Ramos temprana, la comunidad de Cerro Jazmín siguió creciendo en cuanto a su población, monumentalidad e importancia local y regional. Cerro Jazmín bien pudo ser un centro receptor de poblaciones de otros lugares que fueron abandonados al inicio de la época Ramos tardía.
Las transformaciones políticas que marcaron el inicio de la época Clásica (300 dC) en Mesoamérica sí impactaron a Cerro Jazmín ya que la ciudad fue casi totalmente abandonada, permaneciendo en ella una población menor y dispersa ubicada en las lomas más bajas del cerro. A pesar de años de excavación y dataciones de contextos en Cerro Jazmín, no hemos podido identificar claras ocupaciones clásicas y postulamos que durante la época Clásica el principal centro demográfico del Valle de Nochixtlán fue Yucuñudahui, idea que debe contrastarse a través de excavaciones y dataciones en dicho sitio. También, en el futuro se deben investigar ideas acerca de por qué se dio este declive poblacional en Cerro Jazmín y otros sitios urbanos formativos. ¿Fue por motivos sociales y políticos internos a la ciudad, algún fracaso político de los gobernantes mismos? ¿Se dio este declive por cambios ambientales, sequías o problemas en la producción agrícola? ¿Qué tanto influyeron los porvenires políticos de los demás centros mixtecos o zapotecos o incluso poblanos? ¿Y qué tanto fue este declive el resultado de una compleja combinación de todos estos factores?
Ochocientos años pasarían para que un número importante de personas regresaran a Cerro Jazmín. Según nuestras recientes excavaciones y nuevas dataciones, iniciando en 1000 dC, regresó y creció la población, transformando nuevamente las laderas bajas del cerro, construyendo terrazas agrícolas y residenciales y reutilizando los espacios públicos, cívicos y rituales construidos siglos atrás. A diferencia de las amplias y cuidadosas construcciones y la ocupación residencial densa que hemos documentado para las fases Ramos temprana y tardía, la ocupación Posclásica fue más dispersa, más enfocada a espacios residenciales más espaciados y ubicados en laderas bajas. También documentamos una reocupación o reutilización, con algo de remodelación de espacios monumentales de la cima y laderas más altas del cerro. En épocas posclásicas cabe la fuerte posibilidad de que los montículos de la cima y sobre todo del sector Tres Cerritos hayan sido remodelados y reutilizados. Nuestras exploraciones encontraron que una plaza ubicada al norte del Montículo Oeste y al oeste del Montículo Norte fue elevada y construida en época Posclásica. La reocupación Posclásica no partió desde cero, sino que aprovechó los espacios e infraestructuras existentes, aunque abandonadas. Esto dejó un patrón interesante por todo Cerro Jazmín, la casi directa sobreposición de ocupaciones y elementos posclásicos sobre construcciones, ocupaciones y elementos del Formativo tardío y terminal.
La ocupación de Cerro Jazmín continuó hacia las épocas Posclásica media y tardía, pero cabe subrayar que en el momento de contacto con los europeos en 1521 dC, la sede de poder político en la zona estaba en el yuhuitayu de Yanhuitlán, directamente al norte del Cerro Jazmín. Nuestros datos arqueológicos apuntan a la importancia política y poblacional de Cerro Jazmín en siglos anteriores, en el Posclásico temprano y medio, siglos once a catorce. Incluso argüimos que es posible que, durante el Posclásico temprano, la comunidad de Cerro Jazmín haya sido la que se menciona como el reino del Señor 8 Viento en los códices Tonindeye (Zouche-Nuttall) y Añute (Selden) como el señor de Chiyo Yuhu o Suchixtlán (Jansen y Pérez Jiménez Reference Janssen and Aurora Pérez Jiménez2007:159, 164). Esta es una hipótesis por contrastar. Sin embargo, a partir de la época colonial se establecieron en las partes bajas del cerro dos comunidades, Tiltepec al sur del cerro y Suchixtlán al noreste, ambas comunidades fundadas con poblaciones originalmente provenientes del antiguo Cerro Jazmín. El nombre de Suchixtlán, así como el nombre del Cerro Jazmín hacen alusión a un topónimo que se compone por un símbolo de lugar o cerro sobre el cual se ven flores, y en el caso de Cerro Jazmín flores específicamente blancas.
Agradecimientos
Agradecemos a la comunidad y las autoridades de Santa María Tiltepec por darnos la bienvenida y acompañar las investigaciones realizadas en Cerro Jazmín durante estos últimos 16 años. Agradecemos al Consejo de Arqueología de México y al Centro INAH Oaxaca por los permisos otorgados, su ayuda y gestión. Agradecemos además a los compañeros y equipo de trabajo que han hecho posible las investigaciones presentadas en este artículo, investigadores y compañeros que han contribuido al trabajo, al análisis y a la grata convivencia, Laura Stiver-Walsh, Mariana Navarro Rosales, Bárbara K. Elizalde, Nobuyuki Matsubara, Kirk C. Anderson, Joshua Edwards, Gilberto Pérez Roldán, Fabiola Torrez Estévez, Corina Kellner, Luis Barba, Agustín Ortíz, Jorge Blancas, Margaret Neff, Ismael Vicente, Tito Mijangos, Ivonne Gallegos, Gabriela García Ayala, Christian Medellín, Rogelio Rascón, Rosa María Rodríguez y compañeros de Santa María Tiltepec, Ivan Giovanni Rodríguez, Cristian, Ana Lilia y Alejandro Reyes y Elizabeth Rodríguez Soriano.
Declaración de financiamiento
Estas investigaciones han sido realizadas con fondos de la National Science Foundation de los Estados Unidos (Archaeology Senior Research Grants #0742815, #0742815, #1116380 y #2015994, investigadora principal V. Pérez Rodríguez, University at Albany y NSF-CNH2 Grant #2001654, investigador principal Arthur Joyce, University of Colorado, esta última para la temporada 2022 del PACJ).
Declaración de disponibilidad de datos
Los datos que se reportan en este artículo están incluidos en los informes técnicos finales entregados al Consejo de Arqueología INAH, los cuales se pueden consultar en el Archivo Técnico del INAH en CDMX o se puede pedir copia de dichos informes a la directora del proyecto a través de una solicitud por correo electrónico.
Conflicto de intereses
Los autores declara que no hay ningún conflicto de intereses.